miércoles, 24 de abril de 2013

MANTENER LA ESPERANZA



Muchas tragedias se intentan olvidar,
apartar de la vida cotidiana
porque convivir con ellas parece imposible.
Otras se sumergen en un mal sueño colectivo
y consiguen no aflorar durante décadas.
Silencios u ocultaciones que pueden no terminar nunca. 

Pero en ocasiones, la lucidez, el deber moral, 
el dolor o su imborrable recuerdo,
las permite aflorar,
emerger de las profundidades para poco a poco,
convertirse en palabras.
Palabras y hechos decibles, nombrables, abordables. 

Esos hechos nos significan y apuntalan como individuos nuevos,
insuflando nuestras conductas con un aire que hasta entonces,
no había llegado a ser nuestro.


Ignacio Castresana Fernández 



Seguiremos el camino, dejándonos arrastrar por ese aire, quizá algún día nos lleve a la verdad. Quizá algún día los silencios ocultos se conviertan en palabras que nos digan que fue de aquellos niños desaparecidos que sobrevivieron a las riadas.